Esta película iraní es dura y tierna a la vez, y constituye, con su simpleza argumental y narrativa, un poderoso retrato contemporáneo de la condición humana.
Ubicada en el Teherán natal del director, Majid Majidi, la película le sigue los pasos a la relación existente entre dos hermanos, niño y niña, quienes viven en la más absoluta pobreza, y padecen verdaderos dramas infantiles –insignificantes e incomprensibles para los mayores- que deciden enfrentar por sí mismos, con valor, creatividad y un toque de humor. Esta conmovedora historia de compasión, determinación y profundo amor familiar, toma rumbos impredecibles, jugando en cierto sentido con el espectador, acostumbrado a los lugares comunes de las películas norteamericanas más complacientes.
Amir, un chico de diez años, lleva a arreglar los raídos zapatitos de su hermana. Pero los pierde. Como no habrá plata hasta fin de mes, y temen el castigo, ocultan la situación ante sus padres. Y como su hermana Zahra no tiene otro par de zapatos, deciden compartir las zapatillas de Amir. Ella saldrá prematuramente de la escuela y él, que va por la tarde, llegará algo después de hora. El traspaso del calzado tiene lugar en la mitad del trayecto, en una de esas callejuelas menesterosas de los alrededores de Teheran que Majidi pinta con maestría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario